Wednesday, September 12, 2007

Paolo y el Hipocampo


Caballito de Mar en castellano, Cavallet de Mar en catalán, Sea Horse en inglés 0 Cavalo Marino en portugués, llámelo como quiera, de igual forma el Hipocampo está en vías de extinción. Mientras eso sucede, el Ministerio de Educación los distribuye entre los colegios de Lima.

Mi madre llega del trabajo con un paquete en manos. Huele distinto, como a pescado seco. Yo estoy sentado a la mesa esperando me sirvan mis alimentos. Paolo, mi hermano de 9 años hace su aparición. Se lava las manos, luego de la enésima vez que se lo piden.
La curiosidad me mata e indago acerca del paquete que trajo a casa. “Huele un poco mal mamá, qué es”, pregunto. “Es un Caballito de Mar, dejaron 25 de esos en el colegio y traje uno ‘prestadito’ para que Paolo lo conozca”, responde.
La Ugel 4 Comas, dependencia del Ministerio de Educación destinó 25 hipocampos al Colegio Nacional Ramón Castilla, como parte del estudio y observación de estos animales.
Mi pregunta fue inmediata: “Acaso no saben los señores del ministerio, que los Caballitos de Mar se encuentran en peligro de extinción”. Mi madre que creyó había traído algo curioso a casa, terminó por sentirse parte de un delito. Le añadí que su pesca está prohibida en muchas partes del mundo, pero que aún así miserables seres se daban maña incluso para sacarlo de contrabando fuera del país, tal como presentó la prensa televisiva local hace unas semanas.
Le comenté que en algunos países asiáticos se paga hasta 500 dólares por libra, ya que su carne es utilizada en la fabricación de medicinas que alivian el asma, la asterioesclerosis, problemas de la piel y el corazón, entre otras enfermedades.
Le dije que si bien sus ojos se mueven independientemente el uno del otro, con lo cual pueden vigilar y cuidarse perfectamente de depredadores ocultos entre las hierbas en las que viven, esta habilidad no los alejan de las redes asesinas del hombre.
Es más, los caballitos de mar tienen nula posibilidad de sobrevivir cada vez que se pesca con explosivos en los llamados “Bancos de peces”, debido a que la onda expansiva hace presa fácil de ellos, onda de la que no pueden escapar porque son demasiado lentos (se dice que tardan 60 horas en recorrer un kilómetro.
Paolo escucha atentamente mi monólogo. Mueve la cabeza, coge al animalito, lo observa, lo huele. Quiere preguntar pero se abstiene. Luego, vuelve a nosotros y dispara: ¿Si está mal pescarlos, está mal comprarlos? “Claro, Paolito-replico- así contribuimos a su extinción. Su lugar es el mar y ahí deben parar…”
Y antes que añada que el Caballito de Mar simboliza el Amor a la Familia, Paolo desaparece con el hipocampo en mano.
A lo lejos, se oye el jalar de la palanca del baño.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

cada vez q escucho sobre estos animalitos se me caen las lagrimas!
muy lindo tu post!!!

8:44 AM  

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