Friday, July 07, 2006

O Mais Grande Decepcao


Los ojos de todos estaban puestos en él y en lo que pudiera hacer con el balón. Una inmensa mayoría, entre los que me incluyo, pensaba que este sería su mundial. Era el sucesor natural de Pelé y Maradona, me dije. En lo particular, estaba harto de Edson y de Diego, de sus reinados en el planeta fútbol, como si después de ellos no hubiera habido excelentes futbolistas capaces de reemplazarlos.Ronaldo de Assis Moreira se escondió en los gramados alemanes de fútbol; yo, al menos, jamás lo vi. Dónde se hallaría ése artista del balón que hizo chocar el esférico tres veces seguidas en el parante del arco para una publicidad televisiva. Dónde habrá dejado la gambeta endiablada que hacía juego con esa sonrisa dientona. ¿Se le acabó la magia a Ronaldinho?, o es que quizá ya encontraron la forma de anularlo.Admitiré públicamente algo, que quienes me conocen saben que es verdad. Me importó un pepino que Perú no clasifique al Mundial de Alemania 2006. No lo merecíamos, ni lo merecemos, lo cual es peor. Cuando jugaba la blanquirroja (como así la llaman), prefería realizar otras cosas, y si me pedían mi parecer era bastante crítico y realista.Recuerdo que unos ex compañeros de trabajo vivían excitados y afanosos los partidos de la eliminatoria mundialista. Es más, puedo afirmar que la sala de redacción olía a camarín. Juan Carlos se encargaba de poner el ambiente con el clásico Contigo Perú del "Zambo" Cavero; mientras que César ponía el sudor y la calistenia. Cuando Perú anotaba, se arrodillaban en medio de la habitación, abrazados, gritando: Perú, Perú, Perú. Conmigo no era. Y cuando el rival nos empujaba un gol, los semblantes de Juanqui y Cesitar cambiaban, hasta el tono de voz era otro. Yo ni enterado.Sin embargo, lo de Brasil sí ha tocado mis fibras, no las más íntimas, pero fibras al fin. El mundial terminó, me dijo mi hermana Katty, que de fútbol sabe como de astronomía. Razón no le faltaba, pues tengo la misma impresión. Será quizá esa identificación que tenemos los peruanos con el fútbol brasileño, que más de un despistado comentarista deportivo, blasfemó al afirmar que "somos escuelas futbolísticas afines".Retornando a mis fibras, existe la idea de que el mundial se terminó, se acabó. No me importa saber quién será el campeón. Es que sin Brasil en la brega, es como una fiesta sin invitados. Los Parreira's Boys se llevaron todo de regreso a casa: la música, la alegría y las ganas mías de disfrutar de triunfos ajenos. El último que salga, que apague la luz.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Grande Juan Carlos y César

6:21 PM  
Anonymous Anonymous said...

Sigue asì pronto seràs grande ni cuenta te daràs escribes bien sigue buscando historias no olvides las tuyas
La Sombra

7:05 PM  

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