Friday, July 06, 2007

Para que no me olvides (o El nieto que más te quería)


"En el cielo las estrellas,
en el fondo del mar también las estrellas (de mar),
y sobre la faz de la tierra, mi abuelita renegona".
Anónimamente mío
Hay un cofre que es el más valioso de cuantas cosas de valor existan en casa. No contiene joyas ni dinero. No hay cheques ni remedios milagrosos.
Solo estás tú, mamacita linda, el amor de mi vida, como siempre te dije. Te amo y se te extraña tantísimo mi vida, nunca te olvidaré "Tochita" bella.

Mañana es tu cumpleaños y ahí estaremos quienes te amamos. Porque tú eres sentimiento vivo, perfecto, único. Viejita linda, literalmente moriría por un abrazo tuyo, por un sólo beso de los muchos que te pedí, y de los poquísimos que logré arrebatarte. Pero yo sí me despaché contigo: besaba tu frente sin discreción y cuando descendía a tus mejillas, tu carita de puchero me recibía. Qué poco me importaba, mi amor.
Tengo en la cómoda de mi cuarto, la foto que nos tomamos hace tantísimos años. Nunca quise retratarme a tu lado, debo confesar, por el miedo a que te me murieras. Y si eso pasaba, pues yo moría a tu lado.
Siempre te pedí ene veces que durmamos juntos. Quería sentir el calor de tu amor, oler a ti. Casi nunca accediste, por qué, mamita linda, si yo era y soy el nieto que más te quería. Yo recuerdo cuando chico, mi mamá había viajado a Huancayo, y tú te quedaste con Helver (mi hermano) y conmigo. No sé cómo le hiciste pero dormimos los tres en esa estrecha cama que tuviste hasta el final. Ya levantados, el desayuno listo, éramos felices en ese tu reino que era tu cuarto.
Ahora al llegar de noche, de madrugada para ser exactos, ya no estás tú, ni esa vocecita tuya renegándome al comienzo, para después de dos minutos, llamarme y darme un pan con tu amor. Muero, literalmente, por comer un pan dado por tu mano. Porque, mamacita linda, todo, todito lo que de ti venga o a haya venido lo recibo con los ojos cerrados. Porque creo en ti, tú eres mi hostia, mi rezo; tú eres todo lo que yo he querido en esta vida.
Hay un vacío en casa. Nadie podrá llenarlo, nadie. Y estoy molesto con la vida, con mis familiares porque yo recién supe dos o tres semanas antes que tú te me estabas muriendo, que te me estabas yendo. Tiene cáncer, me dijo mi mamá Haydée. Puse cara de no afectarse por la noticia. Por qué hacerlo, dije. Luego, al repensar en la frase, caí en la real cuenta de la situación.
Recién ahí, creo contigo intuyendo tu final, que permitiste y hasta pedías que estén a tu lado. Si de algo puedo estar orgulloso es que dormí a tu lado tres veces. 3. Y si de algo no me arrepiento fueron los muchos besos que te robé a pesar, repito, de tu cara con puchero. Fui el más cariñoso, el que más cariño te daba y de ahí mi ecuación perfecta: tanto por tanto = El nieto que más te quería.
Las últimas dos semanas fueron terribles. Saber que te ibas, que nunca más estarías a nuestro lado, a mi lado. Ufff. Porque es una mentira eso de que estarás en la memoria de todos. Yo no creo eso. Quizá algunos te olviden más rápidos que otros. Yo no. Porque es como olvidarme de mi mismo: nos parecemos tantísimo, tantísimo. Hay cosas que ambos, viejita linda, hemos hecho con nuestras vidas, guardando secretos, sin reclamar seres. Guardamos perfil bajo, tú me entiendes, estoy seguro porque esta carta es para ti.
Yo te vi morir. Viví tu agonía intensamente. Fumaba en el primer piso, esperando y rogando que el Señor te recoja de una vez. Tus jadeos, tus dolores, me iban matando de a poquitos. Saber que ya no me veías, con los ojos cegados, esperaba que al menos me escucharas. Te dije, al pie de tu cama cogiendo tu mano, lo mucho que te he amado. Te dije y me ratifico en mis trece: nadie te va a querer como yo te he querido, que eres el amor de mi vida, que siempre serás mi vida. No pudiste responderme. Al mediodía del 29 de junio me abandonaste, te fuiste, y ahora solo tengo una madre.
Te cremaron y hoy estás en una urna, en tu cuarto. La familia decidió eso para no tenerte abandonada, no estuve del todo de acuerdo, pero tampoco opuse tenaz resistencia. Perdóname eso sí, por no acompañarte al crematorio, no podía, Amelita mía. No. Hubiera preferido una tumba para llevarte flores y cantarte la canción Mamá de Jarabe de Palo, canción que siempre supe escucharía en tu velorio. Por eso la imagen de este post (claro está sin esa h de ah).
Mañana es el día en que naciste, y los preparativos están. Solo recuerda lo mucho que te amé, las miles de veces que te lo dije. Las muchas veces que te pedí dormir contigo, y los cientos de besos que te robé a pesar de tu cara de puchero. El mayor logro que he tenido en mi vida fue saber que yo fui el nieto que tú más querías, me lo dijiste, en voz bajita, pero lo dijiste, y eso no me lo quita nadie; ni mi hermana Guisella ni Donna, que son las dos nietas que más comodidades te brindaron.
Hasta siempre Amelia. Guárdame. Posa tu mano en mí, que literalmente me estoy muriendo porque lo hagas.

De tu nieto el que más querías, y el que más te adoraba.
blogs juegos, viajes, tecnologia