De vuelta, la vuelta
Holas, del mar y de bienvenida. De gracias sin que nadie haya hecho nada por mí (o por este blog). Pensé que la escritura y yo éramos caso cerrado. Realmente era lo mejor, pero suelo ir por el camino contrario. Las personas que me conocen pueden dar fe que no soy un tipo ordenado. Conmigo no va, porque como decía el buen Martín Jurado (especie rara de amigo que se fue a experimentar la ilegalidad norteamericana), soy de los que creen que el "caos es un orden por descifrar. Y yo soy caos. Purito.
Me dejé llevar por la vorágine del hueveo, del rascaca rasca testal (si existe el término) y pare de sufrir (o de redactar, que en mi caso es lo mismo). Ya pasaron más de tres años desde que un miércoles 8 de julio de 2009 publiqué la última crónica. Mierda, sí qué pasó tiempo. De puro nostálgico googlee mi blog para ver qué había sido de él. Lo imaginaba anulado, fusilado por el olvido, pero no, ahí estaba. Aún se podía leer Los Ojos de Judas, Bethuel Alvarado. Seguía de pie, sin nadie que lo guíe, cual iceberg solitario y me sentí flaco de alegrías. Debí cerrarlo para siempre como alguna vez mencioné si lo volvía a abandonar.
Y es así cómo recorrí nuevamente sus entradas y me detuve en un comentario. "De vez en cuando dar pausas es un alivio, pero el olvido no lo perdona ni el mejor de los amigos". Era la buena, amable, cariñosa como despistada Hilda García Herrera, quien comentaba un post de retorno. Intrigado, ingresé en mi blog y descubrí honrado y sorprendido que tenía cinco seguidores. Vaya yo que me había ido y jamás me percaté que Isabel Gil Calvo, Jeyson Antezana, Javier García, Luis Bayeto Carlo y un NN estaban atentos a la jugada. Lo más curioso fue que saber que 43 personas habían ingresado a chequear la sambenita página y yo ni enterado. Y me dieron ganas de regresar, de la vuelta, la vuelta, de retornar para quizá escribir y leerme solo, porque dije "si Stallone ha regresado tantas veces", por qué yo no, total los dos estamos igual de viejos (arrugado aún no). Eme aquí y aquí eme. Por último, me dieron puritas ganas de pegar la vuelta y espero hacerlo como siempre y eso más que una promesa es una amenaza.
A los nulos infieles seguidores, las gracias (hacen los monos) totales.
Me dejé llevar por la vorágine del hueveo, del rascaca rasca testal (si existe el término) y pare de sufrir (o de redactar, que en mi caso es lo mismo). Ya pasaron más de tres años desde que un miércoles 8 de julio de 2009 publiqué la última crónica. Mierda, sí qué pasó tiempo. De puro nostálgico googlee mi blog para ver qué había sido de él. Lo imaginaba anulado, fusilado por el olvido, pero no, ahí estaba. Aún se podía leer Los Ojos de Judas, Bethuel Alvarado. Seguía de pie, sin nadie que lo guíe, cual iceberg solitario y me sentí flaco de alegrías. Debí cerrarlo para siempre como alguna vez mencioné si lo volvía a abandonar.
Y es así cómo recorrí nuevamente sus entradas y me detuve en un comentario. "De vez en cuando dar pausas es un alivio, pero el olvido no lo perdona ni el mejor de los amigos". Era la buena, amable, cariñosa como despistada Hilda García Herrera, quien comentaba un post de retorno. Intrigado, ingresé en mi blog y descubrí honrado y sorprendido que tenía cinco seguidores. Vaya yo que me había ido y jamás me percaté que Isabel Gil Calvo, Jeyson Antezana, Javier García, Luis Bayeto Carlo y un NN estaban atentos a la jugada. Lo más curioso fue que saber que 43 personas habían ingresado a chequear la sambenita página y yo ni enterado. Y me dieron ganas de regresar, de la vuelta, la vuelta, de retornar para quizá escribir y leerme solo, porque dije "si Stallone ha regresado tantas veces", por qué yo no, total los dos estamos igual de viejos (arrugado aún no). Eme aquí y aquí eme. Por último, me dieron puritas ganas de pegar la vuelta y espero hacerlo como siempre y eso más que una promesa es una amenaza.
A los nulos infieles seguidores, las gracias (hacen los monos) totales.